lunes, 9 de febrero de 2009
Arcoiris.
Te odio cuando sos roja. Me quiero vengar de vos cuando sos verde. No puedo dejar de amarte cuando sos naranja y de desearte cuando te tornas amarilla. Te espero cuando estás azulada y la desesperación me invade cuando te ponés violeta. Sos única y perfecta, tan brillante pero fugaz a la vez. Es cuando los rayos del sol y la fina pero insistente lluvia de verano impactan mi cara, el momento en el cual tu resplandor me enceguece. Y te veo allí, tan lejos, inalcanzable, tan observada por los demás, pero tan solitaria al mismo tiempo. Pero al fin y al cabo no sos más que un reflejo de un amor pasajero como el alguacil que anticipa tu llegada.
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